viernes, 19 de diciembre de 2008

GRAN DECEPCION

Pretendía escribir íntegramente sobre las recién concluídas cumbres en Salvador de Bahías, Brasil. Pensaba elogiar dicha cumbre, dado que por primera vez en la historia de nuestros Pueblos, la integración regional adquiere perfiles de realidad. La elogio, de todas maneras, pues fue un esfuerzo serio y bien intencionado por parte de los países que han demostrado un verdadero sentimiento americano; aquellos que verdaderamente están dispuestos a correr los riesgos que conlleva enfrentar a los poderes de siempre. Estos países deben cuidarse mucho de ciertos "caballos de Troya" que no tienen la credibilidad ni la responsabilidad necesarias a la hora de grandes definiciones y decisiones. No se dificulta identificar a esos "caballos de Troya"; estoy seguro que veteranos como Raúl Castro, Hugo Chávez y Lula no se dejarán sorprender y tomarán sus precauciones. Allí están representados los decididos, los vacilantes y los simuladores. Estos últimos son los más peligrosos. Entre los simuladores no puedo mencionar a Alvaro Uribe (Colombia), Alán García (Perú), Arnulfo Arias (Costa Rica) ni a Antonio Saca (El Salvador), éstos son harto conocidos por su incondicionalidad hacia Bush.

Ya, en mi serie de artículos titulados JUAN BOSCH ARO EN EL MAR, expliqué, según mis apreciaciones, lo que significó para el PLD la apertura partidaria; expliqué sobre la muerte de los principios y el abandono de la doctrina. Lo que no dije en ningua parte de mis escritos, porque no lo imaginé, fue el alcance de la doble moral que llegaría a exhibir un gobierno del PLD. Y esto es así, si analizamos los discursos de Leonel en los foros internacionales y los condtrastamos con los discursos y sus prácticas aquí en el patio. Lo primero que debo destacar es que, en las cumbres, es el revolucionario de términos altisonantes y, a veces, crítico hiriente de las políticas del imperio; nada más y nada menos que de sus modelos neoliberal y keynnesiano, modelos econñómicos que, desde el agotamiento del liberalismo clásico, se han alternado períodos de crisis y recesión desde 1933, y a cada cual le ha llegado su agotamiento. Uno (el keynessianismo) menos salvaje que el otro, pero ambos basados en el expansionismo y la dominación unilateral.

No me cabe la menor duda de que Leonel está calificado con un alto grado de coeficiente intelectual, por eso, no voy a criticar su pieza oratoria en cuanto a su estructuración y contenido, pues no hay por donde hacerlo; fue magistral. Lo criticable es que un discurso como ese lo estructure para criticar y culpar de la crisis a un modelo económico aplicado por él con gran vehemencia en nuestro país; sin siquiera admitir, por lo menos, que cometió un error; de no prometer desmontarlo para que haya una coherencia entre el ejemplo y la prédica; de pretender seguir atado a un RD-CAFTA producto de ese neoliberalismo que pretende globalizar la injusticia comercial, totalmente incompatible con la integración de la que pretende hacer parte a nuestro país. Leonel llegó a calificar a éste tratado como la "panacea de nuestra economía" Creo que si en nuestro país se desmontan las políticas neoliberales, como debería ocurrir, será por efecto de las circunstancias que impondrán la misma dinámica regional, estrechamente vinculada a la secuela de crisis que hoy padece la humanidad; no por la voluntad de un presidente comprometido. Si esto ocrurre asi, en momentos en que Leonel ejerza la presidencia, junto con el modelo, se va él.

Pero parece ser que nuestro presidente no percibe la realidad en toda su magnitud; no cree, seguramente, que su liderazgo es más frágil de lo que se imagina. Todo cuanto está haciendo desde el poder a pesar de los peligros internos y externos, no hacen más que precipitar los acontecimientos, los cuales, lamentablemente, pueden desembocar en resultados tan impredecibles como dolorosos para la población dominicana. Tiene que haber una correspondencia entre lo que se acuerde en el proyecto de integración y la realidad de cada país. Creo, además, que nada puede implementarse mientras el lastre de la corrupción persista. ¿Qué otra cosa nos puede ocurrir ante las acciones de éste gobierno?. La violaciones a la Constitución y las leyes, el auge de la corrupción, la delincuencia y la pobreza, la impunidad que beneficia a los corruptos, la pasividad ante un flagelo como el narcotráfico, el uso alegre de los fondos públicos en obras sobre valuadas, la falta de voluntad para controlar el alto costo de la vida, los nombramientos de reformistas corruptos como pago por apoyo político, su maritaje indisoluble con la clase empresarial privilegiada hasta la burla, la indolencia, la doble moral, el entreguismo y la simulación; todo esto en tiempo de crisis global, ¿no son los ingredientes que conforman las revueltas populares?. En aras de una supuesta disciplina partidaria, que es esgrimida sólo cuando conviene, los peledeístas otrora considerados boschistas ortodoxos, han hecho mutis permanente, esperando que la casa se les venga encima.

La decepción tiene que ser verdaderamente deprimente, ante una población sin liderazgos auténticos, por lo menos, si los tiene, no han sido capaces de trascender; de coordinarse o capitalizar coyunturas, lo que permite un reciclaje, cada cierto tiempo de más de lo mismo. Por doquier están presentes el ansia de protagonismo, la traición , la hipocresía y el "sálvese quien pueda". Estamos viviendo la época de la cosecha de la ignorancia popular que sembraron nuestros caudillos del pasado para sus sucesores de hoy, en un perfecto plan concebido en el Norte. Mas hoy, esa cosecha se ha convertido, para ellos, en un fatal dolor de cabeza. Veremos en éste año 2009 grandes acontecimientos mundiales; nadie tendrá más trabajo que los medios de comunicación. Veremos protestas y levantgamientos en lugares diversos del planeta; caer gobiernos y políticos huyendo, suicidios por pérdidas en inversiones, recrudecimientos de las guerras actuales y nuevos frentes de guerra; pero en nuestro país no llegaremos tan lejos, claro que habrán turbulencias fuertes; ciudadanos que no entienden lo inútil de los viajes ilegales, auge de la delincuencia; en fin, un mayor deterioro de la calidad de vida.

Cuando a la decepción le acompaña la indignación, es inevitable la acción de la razón. Pero cuando actúa la razón, hay que tener cuidado de no desbordar las pasiones, pues siempre aparecerán pescadores en río revuelto que desvirtúan la autenticidad de los propósitos. De ahí la necesidad de líderes auténticos. ¿Dónde están?