viernes, 23 de enero de 2009

ISRAELIES Y PALESTINOS: ¿RELIGION O GEO-POLITICA?

¿RELIGION?

"Para mí, la religión judía, como las demás, es una encarnación de las supersticiones más infantiles. Y el pueblo judío, al que estoy contento de pertenecer y con el que tengo una profunda afinidad, no es diferente del resto"

"La palabra Dios no es más que la expresión y el fruto de la debilidad humana, y la Biblia, una colección de honorables leyendas primitivas, las cuales, no obstante, son bastante pueriles"  Albert Einstein

A ésta altura de la historia, sigue siendo la religión la gran justificación. Lo que parezca religión, no es más que cultura; cultura utilizada como base filosófica que justifique un modelo social de vida, basado en una supuesta herencia divina, tanto del mundo musulmán, como del judío. Pero, en vista de que la mayoría de los occidentales nos empeñamos (para mí equivocadamente) en buscar causas de los conflictos que hoy vemos, en los textos bíblicos, cuyos personajes son los mismos del Corán musulmán y de la Tora judía, nunca habrá una explicación objetivamente aceptable, mientras el punto de partida sean episodios narrados sobre Abraham y su descendencia. Creo firmemente en las afirmaciones de muchos estudiosos en cuanto a una narración acomodada de dichos acontecimientos.

Si Dios viene haciendo pruebas, desde Adán y Eva, para ver si su obra es perfecta aún con el libre albedrío; ocurre que el hombre, anatómicamente perfecto, no lo es síquicamente. Es vulnerable a la maldad en todas sus manifestaciones. Después de tantas pruebas y, a pesar del diluvio, los descendientes de Noé siguen siendo síquicamente imperfectos, llenos de maldad enfatizada en el egoísmo, causante de todas las desgracias humanas desde el principio hasta nuestros días. Ni la paciencia de Job, ni la fidelidad de Abraham han trascendido hasta los líderes musulmanes y judíos. Pero tales paciencia y fidelidad tampoco influyeron en ninguno de los líderes religiosos del pasado reciente o antiguo; siempre la actitud guerrerista determinó los grandes acontecimientos de la Historia, siempre con un origen económico en el fondo; no religioso.

Utilizar la religión, ejercicio que debería ser moralizador, como fundamento de un status de dominación, no hace más que desacreditarla, conjuntamente con sus íconos. La razón, aunque abstracta, se manifiesta en todas las circunstancias; pero el egoísmo humano lucha contra ella de manera insistente. No se puede utilizar conceptos de religiosidad para justificar un razonamiento falso, por ejemplo, decir que un Pueblo haya sido escogido por Dios para señorear sobre el resto de la humanidad. Es mejor decir que un Pueblo haya sido creado unido, dejando cerrada la posibilidad de división. Dios, según lo escrito por los mismos historiadores bíblicos, prometió para los descendientes de Ismael una Nación, como lo hizo con los de Jacob (Israel). Valga decir que el mismo Dios dividió las naciones; divisiones que son las causantes de todos los conflictos entre humanos; más aún, divisiones entre hermanos, toda vez que Ismael e Isaac eran medio hermanos.

¿Es inaceptable que árabes y judios sean hermanos?. Claro que no, si damos como bueno y válido el parentezco de sus primeros ancestros. Si de allá hasta acá hubiese prevalecido la hermandad ancestral, otra fuera la Historia. El libre albedrío generó la maldad en todas sus manifestaciones, enfatizada en el egoísmo, causante de todos los males humanos. Entonces, desde el punto de vista puramente religioso no puede haber explicación alguna a lo que ocurre entre árabes y judíos; no puede ignorarse a las demás razas. Nada de lo que esgrimen el Islam y el Judaísmo está sustentado en documentos, sino que provienen de fuentes orales que un día fueron plasmados en textos, lo cual quiere decir que todo es suceptible de conveniente alteración.

El derecho a los espacios terrestres se gana con la permanencia contínua, durante un tiempo razonablemente suficiente como para identificarse con él mediante las labores de explotación, acondicionamiento y creación de estructuras; creación de familias y conformación de culturas; de todo un proceso de desarrollo de modelos sociales que sean, en determinado momento, un conjunto social irreversible. El objetivo de un asentamiento humano, en principio, es desarrollar una vida en paz. La religión, pues, debería ser una vía moral para lograr tal objetivo si prédicas como "amaos los unos a los otros" no fueran utilizadas hoy con clara hipocresía; pero si las religiones son utilizadas para todo lo contrario, ¿qué se puede esperar de otros medios?. Hemos llegado a un punto de nuestra existencia, en que la paz mundial está en manos de un reducido conglomerado "religioso" que mantiene en ascuas a seis mil quinientos millones de seres humanos, mientras que quienes realmente buscan un mundo mejor (no me refiero, necesaraimente a los musulmanes), son satanizados mediante prácticas de doble moral.


¿GEO-POLITICA?

"Quiero agregar unas pocas palabras, a título personal, acerca de la cuestión de las fronteras. Desearía que se llegase a un acuerdo razonable con los árabes sobre la base de una vida pacífica en común; me parece que esto sería preferible a la creación de un Estado judío. Más allá de las consideraciones prácticas, mi idea acerca de la naturaleza esencial del judaísmo se resiste a forjar la imagen de un Estado judío con fronteras, un ejército y cierta cantidad de poder temporal, por mínima que sea. Me aterrorizan los riesgos internos que se derivarían de tal situación para el judaísmo; en especial los que surjan del desarrollo de un nacionalismo estrecho dentro de nuestras propias filas, contra el que ya hemos debido pelear con energía, aún sin la existencia de un Estado judío".  Albert Einstein, 1938

De ésto se trata; no agrego nada al criterio de Einstein. Geo-política enfatizada en lo económico y el ingrediente racial incluído. Independientemente de los métodos o las formas, el fondo es la dominación, primero, de una región en particular y, como objetivo posterior, la dominación global. Estas pretenciones son más claramente advertidas en las políticas del jóven Estado de Israel, fundado mediante un precario consenso en 1947, a contrapelo de los intereses del mundo árabe, en el marco de un organismo naciente (la ONU), representado por apenas 57 países (hoy son 192). El nacimiento de Israel provocó lo que tenía que ocurrir: la primera Guerra Arabe-Israelí en 1948. Los árabes reinvindicaban su derecho a ser mejor beneficiados con la partición de Palestina; no reclamaban dejar fuera a Israel.

Hay que tomar en cuenta tres aspectos muy importantes del momento político para 1947, para entender el papel de Estados Unidos y su incondicionalidad con Israel: 1º- el sentimiento solidario que dejó el holocausto judío en los Campos de Concentración de los nazis; 2º-el surgimiento de Estados Unidos como gran potencia "salvadora" de la Europa Occidental y el consecuente debilitamiento de Inglaterra y Alemania como potencias europeas, ahora compelidas a la reconstrucción y, de paso, al subordinamiento a Estados Unidos y 3º-el apuntalamiento de la era petrolera. En tal escenario se propone la partición de Palestina. El primer aspecto citado facilitó a Israel obtener el apoyo de los países que le dieron sus votos y, obviamente, aunque no votó, de Estados Unidos, además de que muchos de los judíos martirizados por Hitler terminaron prestando servicios a ese país, muchos radicándose definitivamente en él. El segundo aspecto daba motivos a Estados Unidos para colaborar con el desarrollo del naciente Israel, con condicionamientos importantes. Es en el segundo y tercer aspectos donde radica la clave de todo lo que hoy ocurre con la geo política en la zona árabe-israelí; mientras que el primer aspecto es explotado aún para presentarse como víctima a compadecer.

Desde que, en 1857, Edwin L. Drake perforara y extrajera el primer barril de petróleo en Oak Creek, Pennsylvania, Estados Unidos se convirtió en pionero de la exploración y extracción petrolera. De inmediato se destapó la "fiebre del oro negro" que alcanzó su mayor impulso a partir de 1897, cuando nace la industria automotríz, acentuándose aún más a partir de 1903, con la aparición de la aeronáutica. Tanto la primera como la segunda gran guerra, demandaron grandes cantidades de combustible para mover los vehículos militares. Esto disparó la demanda de petróleo, contribuyendo grandemente a las ganancias de las grandes corporaciones estadounidenses, presionando, además, la necesidad de nuevas exploraciones en diversos puntos del planeta.Todo el negocio petrolero mundial estaba controlado por las famosas 7 Hermanas (Chevron, Gulf, British Petroleum, Shell, Texaco, Esso y Mobil). A la altura de la época que nos ocupa (el inicio de la posguerra), en el mundo se estimaban unos 100 millones de vehículos a motor, lo cual no representaba mucho para la producción petrolera, pues ya las empresas estadounidenses del sector, se habían convertido en multinacionales, al aparecer otras zonas del planeta con grandes depósitos petroleros. Sin embargo, el interés de expandir cada vez más el negocio petrolero, estaba enfocado en la gran variedad de sub productos, al desarrollarse la petroquímica.

Por la inmensa variedad de actividades económicas que dependen del petróleo y sus derivados, lógico es pensar que Estados Unidos, consolidado ahora como gran potencia mundial; con la idea ancestral de dominación política y económica, pusiera sus ojos en las zonas ricas en petróleo y cuidara sus propias reservas. Por eso tenía que mirar hacia Oriente. Esa mirada no era de soslayo, sino fija y segura. Pero, dada la lejanía, necesitaba un monitor instalado en un territorio de la zona: Israel. Pero un Israel convetido en Estado y en potencia nuclear, conociendo perfectamente los problemas que surgirían en la zona. Efectivamente, los conflictos bélicos con Israel han estado presentes hasta el punto de provocar crisis petroleras, como ocurrió cuando las guerras árabe-israelí de 1956, 1967 y 1973. La primera crisis petrolera se dió durante el gobierno iraní de 1951, al nacionalizar el petróleo, lo cual ocasionó un Golpe de Estado promovido por E.U. para reponer al Sha.

Lo que Israel representa para Estados Unidos en esa conflictiva región, es un asunto de vida o muerte para el Imperio. Lo que se empeñarn en negar, pero se siente, es el matrimonio indisoluble entre Estados Unidos e Israel, matrimonio del cual es padrino el bloque europeo, el cual está jugando a favor de Israel un papel tan importante, como el que están jugando contra Rusia, otro objetivo importante para Estados Unidos, la República Checa y Ucrania. Rusia es el mayor suplidor de gas y petróleo para Europa.

En el marco de la reciente masacre a los palestinos de Gaza, el primer ministro Olmert, de Israel, dejó flotando una declaración que de casual no tiene nada. Por más que lo niegue el gobierno de Bush, Olmert quiso decir que Israel gobierna en Estados Unidos.
Los resultados de tal verdad le puede salir al revés a Estados Unidos, pues debe recordar que su población judía y anglosajona será minoría dentro de unos pocos años; deberá tener en cuenta, además, que su población, incluyendo muchos anglosajones y, por qué no, judíos también, no siempre estarán de acuerdo con la política cavernaria; con las masacres recurrentes e indiscriminada de ciudadanos de todo el mundo. Mientras Europa deberá tomar en cuenta que su población ha envejecido sin relevos suficientes para el futuro, lo cual hoy le disminuye la capacidad defensiva y productiva que requieren de la juventud. Por eso Europa, en lugar de prestarse al cerco de Rusia, debería pensar en función de su futuro, de aquel futuro que debió ser otro y que se veía desde el pasado ubicado en 1945 al finalizar los sufrimientos de su población. ¿O es que no aprenden?.


 

 







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