viernes, 8 de mayo de 2009

HAITI Y NOSOTROS

¿DOS ALAS DEL MISMO PAJARO O UN PAJARO SIN ALAS?

Mientras España se interesaba por los territorios de Tierra Firme, cerraba su puerta de entrada a América; Francia, Inglaterra y Holanda actuaban por otro lado. Así se fueron conformando las condiciones para la formación de las sociedades caribeñas que hoy conocemos, las cuales tuvieron un giro significativo a partir del momento en que Estados Unidos surge como un interesado más en la zona, con fuerte actuaciones en Cuba y Puerto Rico. Desde épocas tan remotas, hasta nuestros días, hemos sido frontera imperial, con su fatal y principal ingrediente de miseria y postración, herencia de la trágica esclavitud. El Tratado de Basilea y el período de la España Boba, marcaron para siempre el tipo de sociedad que hoy somos Haití y República Dominicana. Al ceder la parte occidental de la isla, nació el gérmen de lo que hoy es Haití; el período de la España Boba debilitó la vida económica y social en la parte oriental; fue el período en que se degradó al máximo la sociedad, mientras Haití habia ya logrado su independencia, lo cual, de alguna forma, facilitó la dominación haitiana sobre nuestro territorio, pues la reconquista no estimuló a España para proteger a la colonia.

El hecho de que los franceses ocuparan la parte oriental tras perder la occidental, tratando de extender el Tratado de Basilea, probablemente inspiró a los haitanos a creer, hasta hoy, que la isla es indivisible. Sin embargo, aún cuando lo reza así su constitución, en la práctica ya es simplemente inviable, por cuanto existen diferencias sustanciales entre una cultura y la otra; entre ambas costumbres, idiomas y razas. Esto hoy no lo ven así los países que actuaron en la época colonial. Mientras para nosotros, mantener el status acual es un asunto de capital importancia, para ellos significa la via ideal para resolver el problema haitiano, sin importarle lo más mínimo lo que pueda ocurrir después. En tales menesteres, además de Francia e Inglaterra, están Estados Unidos y Canada, descendientes de los colonialistas de antaño.

¿Qué debemos hacer los dominicanos?. Creo que nosotros, más que los haitianos, debemos luchar contra las pretenciones imperiales. ¿Por qué nosotros más que los haitianos?, porque los haitianos no pierden nada, pues ya lo están perdiendo todo. La lucha de nosotros es dura y complicada, porque lo ideal es que el problema se resuelva proporcionando a Haití los medios de regenerarse como nación, creando las fuentes de trabajo para su desarrollo, auxiliando a su población frente al hambre y la insalubridad reinantes allá. Pero eso, para las potencias, es más costoso que la unificación de la isla en perjuicio de los dominicanos. Entonces nuestra lucha es titánica. Por suerte, esa salida al problema, en la presente coyuntura geopolítica no es aplicable con la facilidad que creen los promotores.

Considero más viable involucrar a América Latina en la solución, como parte de los esfuerzo de unidad regional que hoy se hacen; nunca fuera de ese contexto. Debemos clamar a América Latina por su intervención, dándole a conocer las intenciones latentes y la posibilidad de una desgracia entre dos Pueblos hermanos. La delicadeza del caso se pone más de relieve cuando ocurren incidentes entre ciudadanos de ambas nacionalidades en uno de los dos territorios, lo cual puede provocar situaciones muy peligrosas. Las reacciones de autoridades haitianas, así como de los propios ciudadanos hatianos, pueden ser aprovechadas por los interesados Estados imperiales, a través de sus instituciones y personalidades que les sirven de testaferros, para sembrar la discordia que va tomando cuerpo poco a poco. Por eso, insisto, debemos ser cuidadosos y que el gobierno dominicano se emplee a fondo por la vía diplomática en los organismos internacionales y regionales. Nuestro Congreso Nacional no debe dejar de involucrarse de manera unida en apoyo permanente a las instancias gubernamentales, llamar la atención del Parlatino y de los congresistas de toda América Latina, para que conozcan a fondo de qué se trata en realidad.

Aunque el gobierno de Estados Unidos es experto en dividir, en el presente casi quiere unir dos naciones; pero se trata de una unión que no une; es tanto lo que desune, que pueden repetirse los acontecimientos de 1844con mayor crudeza y mucho más trágica. La diferencia entre aquella época y la actual, es que no es la misma América, ni es Período de España Boba, aunque estén presentes las mismas potencias. Creo que sería, lamentablemente, la única forma que los dominicanos se unirían sin importar clase social, aunque después volvamos a lo mismo, PERO SIERVOS DE NUEVO, JAMAS. Y pensar que a algún jóven de la presente camada de dominicanos víctimas de la transculturación, se le ocurrió proponer la composición de un nuevo himno.

PROXIMA ENTREGA: TRUJILLO, 49 AÑOS DESPUES