martes, 9 de junio de 2009

TLC-PERU Y RD-CAFTA: LA AMAZONIA Y LOS HAITISES

"Los políticos capitalistas toman en cuenta a los ciudadanos para llegar al poder
por via de la legalidad por ellos establecida; pero una vez en el poder,
esos mismos ciudadanos son víctimas de esa legalidad".
(RGV)


Una vez más me pregunto: ¿para qué sirve una Constitución en países dependientes?. Recuerdo la estrategia del PRD en tiempos de Juan Bosch: llevar al gobierno de Balaguer a su propia legalidad. Era lo mismo que decir: "si esas son tus leyes, por lo menos cúmplelas". Pues ni eso se hacía. Se esgrimían a pura conveniencia, pues según Balaguer la Constitución "en nuestros países, es y será por mucho tiempo aún, un simple pedazo de papel". Un acuerdo o tratado internacional puede contradecir a la Constitución, sin importar cuán dañino sea; claro que nunca se dirá que sea dañino, pues lo revisten de panacea. Así, los TLC con Estados Unidos son más sagrados que las Constituciones; los he calificado de "trampa peligrosa".

Lo más inidgnante es que los gobernantes saben perfectamente que se trata de signar compromisos en desigualdad de condiciones, donde la competitividad se daría en casos específicos; muy escasos. ¿Puede, real y efectivamente, una empresa dominicana, de cualquier país de Centro América o Sud América, siquiera pensar instalarse en una área protegida de Estados Unidos o Canadá?. ¿Permitirían esos Estados la destrucción del hábitat del reducto indígena que de lástima dejaron?. En Perú no se trata de un reducto cualquiera; no simplemente de una reserva indígena, sino además de la destrucción de una zona ubicada en la Amazonia Peruana, la segunda eco-región más importante de la selva amazónica, después de la ubicada en la Amazonia Brasileira.

Sólo en en la provincia hoy en conflicto, es decir, en Bagua, la riqueza acuífera es impresionante. Es precisamente el agua, un elemento que figura en las estrategias de Estados Unidos hacia América del Sur. Aunque hoy los conflictos en Perú están relacionados con instalaciones petroleras, tras tales motivos hay ulteriores proyectos de apropiación de fuentes acuíferas. Podríamos decir, más bien, que tanto el petróleo como el agua, son el centro de la cuestión y serán los verdaderos motivos de los grandes conflictos del futuro inmediato. Aunque hay otros lugares con mayores recursos acuíferos, como es la triple frontera entre Brasil, Paraguay y Argentina, no existen acuerdos de libre comercio que faciliten las apropiaciones. De ahí la importancia de Perú y luego Colombia, países que no están en consonancia con las políticas que enfrentan a Estados Unidos en la región. Pronto veremos firmado el TLC con Colombia.

Ya Alán García no niega que los famosos decretos que se ha visto obligado a suspender fueron motivados por los acuerdos del TLC. Ya conocemos las penurias del campo mejicano a propósito del primer TLC con E.U. y Canada; sabemos, por igual, que los conflictos ocurridos recientemente en Colombia entre indígenas y el gobierno, se originaron por medidas para congraciarse con el TLC pendiente de aprobación por el Congreso de E. U. Así, de conflicto en conflicto, se desenvolverán los acontecimientos, en la medida que se vayan aplicando las políticas comprometidas con los Estados Unidos, por decisión de los gobiernos y los congresistas.

¿Qué pasa con Los Haitises? Lo mismo que pasa en la Amazonia Peruana. La diferencia es simplemente que aquí no tenemos indígenas, sino criollos que han estado trabajando esa fértil tierra y que, además han sido desalojados por la fuerza sin mayores consecuencias. La lucha por salvar Los Haitises será árdua, en la medida que se integre toda la sociedad conciente, pues los campesinos, por sí sólos, son presa fácil de los poderosos. Pero hay mucho de común con la zona amazónica pueruana: fuente inconmensurable de agua, biodiversidad, paisajismo inigualable, pulmón natural de media isla y destino turístico envidiable.

Hoy la lucha en Los Haitises, como en Bagua, Perú, es para impedir la instalación de industrias dañinas para la naturaleza. En nuestro país nadie ha relacionado la instalación de una fábrica de cemento con el RD-CAFTA, tal vez porque no ven la mano de Estados Unidos en el proyecto. Pero tengo la percepción de que lo de la cementera tiene otros objetivos ulteriores que, por el momento, no se ven y no se podrán desligar del RD-CAFTA. Tenemos en nuestro país experiencias suficientes para que ahora sospechemos de proyectos futuristas que seguirán a la cementera. Tanto nuestros oligarcas como los inversionistas extranjeros han incursionado en grandes negocios a partir de una inversión inicial que no guardan relación alguna entre sí.

Tenemos ejemplos en los bancos, que han expandido sus inversiones hacia empresas de medios de comunicación, Etc., convirtiéndose en grupos económicos oligopólicos. El Central Romana, a partir de su industria azucarera, incursiona en la agroindustria y la hotelería. Y aunque no se ha anunciado oficialmente, es un secreto a voces las intenciones de la familia Cisneros, magnates mediáticos venezolanos y dueños de numerosas empresas de diferentes índoles, de desarrollar un ambicioso proyecto turístico en la zona de la Bahía de Samaná, no lejos de Los Haitises. Por lo tanto, la terquedad de instalar una cementera en una zona "protegida", no debe ser para producir cemento y nada más. El Central Romana es dueño de medio Este, los Cisneros se adueñarán de una buena parte y los santiagueros Estrella están reservando su parte, que incluye a Los Haitises y quién sabe qué mas.

En aras de un desarrollo económico que beneficiará a un reducido grupo de empresarios, dispuestos siempre a dejar migajas a una masa de trabajadores que, a la larga, serán los más perjudicados, cuando la Naturaleza le pase factura a nuestra geografía, nuestros gobiernos entregan sin rubor alguno nuestras mejores tierras, playas y ecosistemas. Los capitalistas se irán un buen día a disfrutar sus inmensas fortunas, sin ruborizarse siquiera por el daño hecho. Lo que no sabemos es para dónde se irán. Tal vez, por ser tan pocos, encontrarán algún lugar realmente protegido exclusivamente para ellos. Para entonces, ya no tendrán razón de ser los TLC, pues habrán cumplido sus cometidos: más pobreza, más desolación y muerte de toda esperanza. Esto es lo que podría pasar si no se lucha con determinación contra todas estas embestidas neoliberales de privatizaciones y saqueo; de graciosas consesiones sin consultar a los Pueblos. Los congresistas se tornan cada vez más complacientes y, consecuentemente, más ricos.