lunes, 28 de septiembre de 2009

DANIEL SANTOS, PRESENTE EN LA GUERRA DE ABRIL



"Hay que estar preso aunque sea un minut0,
para saber cuánto vale la libertad"
(Daniel Santos)

Pocos jóvenes de hoy se interesan por la música y los artistaas del pasado. Si no se interesan por su arte, menos se interesan por lo que fueron en el aspecto social o político. Sólo íconos tan fenomenales como Carlos Gardel, Charles Chaplin, Benny Moré, Elvis Presley, Pedro Infante, John Lennon, Nat King Cole, Frank Sinatra, Celia Cruz y Cantinflas, entre otros, son aún admirados por los jóvenes , pero por los que saben de arte y de la influencia que puede ejercer un artista a través de su arte en la sociedad. Daniel Santos no está excluído del selecto grupo; pero pocos jóvenes, inclusive de Puerto Rico, ignoran la verdadera dimensión artística y su filosofía de vida de una de las figuras más singulares, carismáticas y populares del mundo artístico de hispano américa.

Puerto Rico, Cuba y México, son los verdaderos líderes del arte al sur del Río Bravo. En cada una de dichas plazas, Daniel Santos fue figura cimera en el favor del público. Si en esos tres lugares tan exigentes irrumpió con fuerza descomunal, se entiende que lo mismo ocurriera en todo el mundo de habla hispana y más allá. Lo más significativo de las expresiones artísticas de éstos países, es la primordial exaltación a sus costumbres y valores; no hay desperdicios. Cuando cantan al amor, se destaca un derroche de hermosa poesía capaz de estremecer corazones de piedra. Si el contenido es tan impresionante, se debe en una muy gran medida a la calidad interpretativa de sus cantantes. Daniel Santos supo explotar esa calidad en un vínculo sorprendente con su propia personalidad. Escogía sus temas y a los compositores que quería interpretar. Por esa peculiaridad, siempre cantó lo mejor e interpretó a los mejores.

"El inquieto anacobero" le decían en Cuba. Inquieto, por su estilo de vida; anacobero, palabra usada en Cuba, significa "diablillo" en lengua ñañiga, de procedencia africana, hablada por los miembros de la sociedad Abakuá, la cual estaba formada sólo por hombres; pero, aplicada a Daniel, tiene su origen en la ocurrencia de un locutor cubano que iniciaba su programa con una canción titulada "Anacobero" y en el cual participaba el artista. Daniel Santos tuvo en total doce esposas; dicen que a las féminas les resultaba irresistible y caían abobadas en sus brazos. Contrario a Agustín Lara, quien era feo y desgarbado, Santos era apuesto y con garbo; sin embargo, dicen que también Agustín Lara era irresistible. Parece que sí, porque lograr el amor de María Félix, no era cosa fácil. Todo estaba en el encanto de la palabra y el carisma, que no tiene nada que ver con el aspecto físico.

Su fama de bohemio, mujeriego y parrandero, no terminó siendo obstáculo para también ser revolucionario, independentista y solidario. No sólo fue solidario con los temas de profundo sentimiento humano, pues escuchando "En el juego de la vida", una de sus preferidas, se puede advertir con claridad el concepto que tiene de la existencia humana; del desequilibrio social. En "Virgen de medianoche" se nota un respeto por la mujer amada; un corazón amante conciente de que no ama a un objeto, sino a un ser humano merecedor de ese respeto. Estuvo presente en los grandes acontecimientos políticos, como en las luchas de Pedro Albizu Campos, por la independencia de Puerto Rico, en la Revolución Cubana, así como en la despedida de los soldados que marcharían a la Segunda Guerra Mundial. Fue entonces cuando nació "Despedida" y fue él su primer intérprete.

Pero también a los dominicanos nos visitó hecho canción durante la Guerra Patria, en plena intervención extranjera, con un mensaje político directo. Tengo en mi memoria, muy frescas, las letras y la entonación musical, sin partituras, de aquella canción que me estremece el alma tal como si cantara el Himno Nacional. De su propia inspiración era la canción, pues además de intérprete, era compositor excelente. Compuso el himno del Movimiento 26 de Julio, "Sierra Maestra". entre otras composiciones de corte revolucionario. Trataré de hacer un esfuerzo en las emisoras que existían en aquella época y que aún se mantienen, para conseguir, por lo menos, información. Su título: !Despierta, dominicano!. Aquí va la canción:

¡Despierta dominicano!;
¡despierta, que amanecío!.
Dale la mano a tu hermano
para que reine la unión;
para que respeten tu bandera,
para que respeten tu Nación.

Soy un pobre diablo sin bandera;
soy un pobre diablo sin nación;
uno que al cantar, llorando espera,
llegue hasta mi Patria la Liberación.

Y tú, que todo lo tienes:
Himno, Bandera y Honor,
debes de cuidar la Santa Tierra
que te ha regalado Dios.

(Aquí la trompeta declara la partitura musical
de la canción "Quisqueyq" y luego se repite completa).

Para ese mismo año (1965) y desde principios de la década, Daniel popularizaba exitosamente la canción "Linda" y Felipe Pirela hacía lo mismo con "Quisqueya". Esos dos colosos del bolero estaban en la cima de la popularidad, por lo tanto, era el mejor momento para estar presentes con nosotros. Fue la mejor expresión artística de la solidaridad de los Pueblos de Borinquen y de Venezuela. Cuarenta y cuatro años después, Puerto Rico sigue colonizado, Venezuela avanza hacia nuevos horizontes y nosotros, aún con Himno, Bandera y Honor, nos debatimos entre nuevos y también muchos de los mismos retos, sin alcanzar aún ese despertar y esa unión que nos pidió Daniel en aquellos momentos aciagos, a quien, si aún viviera, le diría que Puerto Rico despertará; tal vez despertará primero que nosotros. Por eso quisiera escudriñar y encontrar la canción original. ¡Si pudiera lograrlo y ponerla, renovada, en voz de Danny Rivera!, otro boricua solidario sin bandera y sin nación que ama entrañablemente nuestra tierra.