jueves, 22 de octubre de 2009

DEMOCRACIAS PARTICIPATIVA Y REPRESENTATIVA

Un congreso bicameral, está concebido para funcionar con la mayor eficiencia posible, toda vez que diputados y senadores tienen que conocer los mismos proyectos, lo cual está así establecido para garantizar la discusión profunda, analítica e imparcial, siempre atendiendo al interés nacional como prioridad. Una vez aprobado un proyecto de ley por ambas cámaras, éste pasa al Poder Ejecutivo, el cual puede vetarlo y devolverlo al Congreso, pero que tiene que promulgar si es enviado de nuevo por el Congreso aprobadas o rechazadas las observaciones hechas por él.

Todo esto se cumple o no se cumple, dependiendo cómo esté conformado el Estado en cuanto a correlación de fuerzas; en cuanto a cuán influyente sea el liderazgo del Ejecutivo sobre los miembros del Congreso que pertenezcan a su partido; pero también en cuanto a si la mayoría congresional es opositora, si la presidencia de cualquiera de las cámaras o de ambas esté presidida por un opositor o un oficialista, y hasta de lo que les interese aprobar o rechazar a los sectores de poder económico, como empresarios, terratenientes y compañías extranjeras; el fín es que nunca dependerá de lo que quiera el Pueblo Soberano, que es al que supuestamente representan los congresistas, al que el Presidente le administra sus bienes y al que el Poder Judicial le garantiza la justicia. Así funciona la democracia llamada Representativa con su clásica división de los poderes.

El recurso de Vistas Públicas para un proyecto de mucha importancia, así como las consultas para fines de modificación a la Constitución, bajo el sistema Representativo no garantiza transparencia alguna, si tomamos en cuenta los sectores que participan. Desde la exposición de los proyectos y sus motivaciones, hasta las discusiones de los comisionados de ambas cámaras, dejan entrever un pugilato de intereses, en el cual, los intereses de la población no están genuinamente defendidos y, aunque la retórica, la redacción y la forma hacen un esfuerzo por dejar la sensación de transparencia, el fondo y la esencia quedan suceptibles de interpretaciones y aplicaciones interesadas.

Hay contrasentidos como, por ejemplo, los acuerdos o tratados internacionales, que quedan permitidos por la Constitución, entre las atribuciones del Ejecutivo, quien debe someter a consideración del Congreso Nacional, quedando, luego de aprobada y promulgada, como ley adjetiva. Por lo tanto, una cosa es pactar tratados beneficiosos para el intés nacional, como acto cónsono con el espíritu de la ley sustantiva sobre soberanía e independencia, y otra cosa es interpretar los tratados como una obligación inderogable por entender que se viola la Constitución. Es el caso de los TLC, como el DR-CAFTA, cuyo incumplimiento implica una afectación de graves consecuencias para la independencia económica y la soberanía, así como la aplicación de leyes extraterritoriales ajenas a la jurisprudencia dominicana. Pero lo más grave de este tratado es, que aún su fiel cumplimiento es dañino a la soberanía e independencia nacionales, pues no garantiza equidad ni oportunidades reales a todos los sectores de la economía, aunque quieran hacer creer lo contrario. ES UNA TRAMPA.

Dicho lo anterior, los miembros del Congreso y el Ejecutivo, no ejercieron la representatividad real para la firma del DR-CAFTA, sino que, basados en el poder que les dió el Pueblo al elegirlos, asumieron que esto significa que todo cuanto ellos aprueben, es mandato del Pueblo, aunque se trate de algo que afecte aspectos esenciales de nuestras leyes sustantivas. Pero ocurre que, en la llamada Representativa, las consultas populares para casos como el citado, son manipuladas por los partidos, tal y como ocurre con las elecciones generales, que corre el dinero y el fraude para que los sectores interesados logren sus objetivos.

¿QUE PASARIA EN LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA?
Lo primero que hay que aclarar, es que la Participativa no es compatible con el tradicionalismo, tal como lo vivimos en República Dominicana, porque la Participativa, aunque tiene representantes en el Legislativo, éstos no obedecen incondicionalmente a liderazgos mesiánicos ni a intereses de grupos económicos, sino que su papel está supeditado a las discusiones y decisiones de la comunidad que representa en función de los intereses de ésta, con la cual tiene que convivir, discutir, asegurarse de la comprensión de los proyectos por parte de su comunidad, escuchar y someter a discusión propuestas de la comunidad expuestas por cualquier ciudadano y cumplir su representación en el marco de lo que acuerde la comunidad. Ante una propuesta del Ejecutivo que amerite una consulta y discusión profunda de la población, ésta actúa con independencia total, bajo la premisa de que se le ha explicado en detalle y sin coacción alguna la conveniencia del proyecto, lo que permite apoyar o contradecir concientemente al Ejecutivo, el cual no tiene más alternativa que obedecer el mandato popular.

Por lo antes dicho, en un sistema auténticamente participativo, una propuesta como el DR-CAFTA, ni siquiera es esbozada, pues obtendría un rotundo rechazo por los propios representantes, entre los cuales habrían profesionales, campesinos, obreros, y también comerciantes y otros sectores progresistas, afiliados o no a un partido político. La Participativa no da espacio a los acuerdos de aposento, no puede ser permeado por delincuentes políticos, dado que, si de intereses vamos a hablar, primará siempre el interés de las mayorías porque es la mayoría que participa y la mayoría no es delincuente. Lo que vemos en nuestro Congreso representativo, no es una auténtica representación, puesto que una "línea" bajada por un partido político en función de su interés vinculado a una coyuntura o estrategia particular, prima sobre lo colectivo. Así, se han rechazado proyectos importantes, de esos que suelen aparecer de vez en cuando y que se pueden catalogar de beneficiosos para el país.

Para finalizar, he escrito esta entrega a propósito del período electoral en que estamos inmersos. He visto cómo los partidos están "empeñados" en lavarse sus rostros, para lo cual se están tomando medidas que aseguren llevar al Congreso Nacional a representantes no vinculados a escándalos ni con un pasado cuestionado. Eso puede estar bien concebido, pero la fiebre no está en la sábana, sino en el sistema. A la palma no se le puede pedir que dé olivos, pero a lo sumo, deberían tratar de hacer evolucionar al sistema hacia un estado que, aunque dentro del desprestigiado capitalismo, entienda las necesidades de la población y den pasos de avance hacia objetivos más nobles. Pero, cuando se llega a un grado tan alto de impurezas, no hay catarsis posible. Además, esos seis años para los nuevos y diez para los que se quieren quedar, son muy atractivos. Y que se entienda: NO ES ASUNTO DE ACTITUD PESIMISTA, SINO DE REALIDADES. Realidades que se vienen sucediendo desde siempre.

domingo, 18 de octubre de 2009

LA HUMANIDAD EN APUROS

Al leer el Listín Diario, me encontré con un importantísimo y bien logrado reportaje de la autoría de Solange de la Cruz Matos, el cual me permito reproducir para mis lectores de aquí y de allá, sobre los resultados de una investigación hecha por un científico dominicano, las cuales nos deben poner a reflexionar sobre la seriedad del problema que enfrenta la humanidad con respecto al cambio climático y sus consecuencias. Más preocupante se torna para los países más vulnerables, tanto en cuanto a la ubicación geofráfica, como a la condición de islas pequeñas amenazadas por la elevación del nivel del mar y los embates de los fenómenos atmosféricos.


Como verán, se trata de un problema cuya ya precarias posibilidades de reversión, dependen de la comprensión de las personas que tienen un estilo de vida basado en el irracional consumismo. Quienes no creen en esta verdad; quienes por la ambición y la fantasía de disfrutar una vida basada en la satisfacción corporal, en desmedro de la propia Naturaleza, sólo se darán cuenta de cuán verdadero es todo lo que leerán más abajo, cuando ya la suerte esté echada.


Por último, un modesto reconocimiento al autor de la tésis, Diógenes Aybar, quien nos hace sentir mucho orgullo, como dominicanos y espero que su alerta, no sólo llegue a las conciencias, sino que llegue a tiempo.

A continuación la reproducción:

CAMBIO CLIMÁTICO
“El CO2 no produce el calentamiento global”
Solange de la Cruz Matos - 10/18/2009

PARA MANTENER EL EQUILIBRIO TÉRMICO DE LA TIERRA Y EVITAR EL COLAPSO, UN CIENTÍFICO CRIOLLO PROPONE REDUCIR EL CONSUMO DE ENERGÍA POR HABITANTE Y CAMBIAR EL PATRÓN DE CONSUMO.

El glaciar Chacallaya, de Bolivia, ha perdido
la mayor parte de su superficie.

Santo Domingo.- “En ciencia no se descarta ninguna hipótesis”. Así inicia Diógenes Aybar su reflexión sobre las razones que originan el calentamiento de la Tierra. Contrario a quienes aseguran que una disminución del dióxido de carbono (CO2) pararía y hasta reduciría el calentamiento del planeta, Aybar asegura que el aumento global de la temperatura se produce por los niveles de calor que se generan al hacer uso de la energía, sea ésta proveniente del petróleo, del gas natural, del carbón o de fuentes limpias como las energías nuclear, solar, hidráulica, eólica u otras. Plantea que la clave está en disminuir las fuentes de calor.

Este investigador dominicano, que tiene la cabeza llena de ecuaciones que sustentan su conclusión, reconoce que ésta no se inscribe dentro de la posición de la mayoría de los científicos del mundo con relación al cambio climático.

“La gran mayoría plantea que el calentamiento global es producto de quemar combustibles fósiles. Y dice que es producto del efecto invernadero. ¿Qué es el efecto invernadero? Cuando se produce mucho CO2 en el aire entonces en la estratosfera se crea una capa que no deja salir los rayos degradados del sol y todo el calor que se produce queda atrapado en la Tierra, haciendo que aumente la temperatura promedio. Pero resulta que hay un gas invernadero más fuerte que el CO2: el vapor de agua. El agua del mar siempre se está evaporando”.

Aybar sostiene que quienes sustentan esa posición se basan en que la curva de aumento de dióxido de carbono coincide con la de aumento de temperatura, sin detenerse en el calentamiento que produce el vapor de agua, que es gigantesco comparado con el del CO2. Afirma que el calor que produce el vapor de agua ha mantenido el equilibrio térmico en la Tierra, que ha empezado a romperse por el excesivo consumo de energía.

El Panel Intergubernamental sobre Cambios Climáticos (IPCC por su sigla en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), integrado por más de 2,000 científicos de todo el mundo, afirma que el calentamiento global es causado por las actividades humanas que generan dióxido de carbono, como la quema de combustibles fósiles, la transformación de bosques a tierras agrícolas y la utilización de fertilizantes nitrogenados.

Ni el CO2 ni el vapor de agua


El científico criollo explica que si en un apartamento cerrado se enciende una estufa, al quemarse el gas se produce vapor de agua, CO2 y calor, y la temperatura comienza a aumentar en ese lugar, lo que evidencia que es la energía consumida lo que produce el aumento de temperatura.

“La cantidad de energía que utiliza el hombre viene aumentando exponencialmente, y la mayor cantidad de energía que se consume es fundamentalmente quemando carbón y petróleo. Mientras más energía consume, más CO2 lanza al aire. El hombre está produciendo calor a una velocidad mayor que lo que la Tierra puede irradiarlo hacia fuera, por lo tanto, tiene que aumentar la temperatura”, asegura.

Al explicar el equilibrio térmico de la Tierra, indica que a la misma le llega radiación del sol, y que una parte es consumida y almacenada por las plantas, otra se queda almacenada en la Tierra, que posteriormente se convierte en carbón, petróleo y otros combustibles; y otra parte es degradada por los animales y devuelta a la atmósfera. El resto es reflejado hacia fuera.

“Esos ciclos llegaron a un punto de equilibrio, y más o menos la temperatura de la Tierra puede ir aumentando en millones de años, pero a una velocidad lenta. Ese equilibrio se rompe cuando se libera de golpe la energía térmica que llegó del sol, que está guardada como energía química en los combustibles fósiles, como carbón, petróleo, y gas natural. Pero, ¿cuántos miles de millones de años pasaron para que se acumulara toda esa energía que está guardada ahí? ¿En cuánto tiempo nosotros hemos quemado el 50 por ciento de todo el petróleo que había almacenado en la Tierra? ¿Qué va a pasar? Que como al calor no le da tiempo a salir se calienta el planeta. Hemos roto el equilibrio”.

Volver al equilibrio térmico


Sus investigaciones le han permitido concluir que es el patrón de consumo de energía lo que ha elevado la temperatura global. Asegura que si se dejara de usar combustibles fósiles y se cambiara a energía nuclear y a energías renovables -con lo que se dejaría de emitir CO2-, si se siguen consumiendo las mismas cantidades el calentamiento global continuaría. La única salida para detener los cambios bruscos en el clima es reducir el consumo de energía.

“La solución está en reducir el consumo de energía a niveles aceptables para reducir la temperatura de la Tierra. Eso no significa detener el ritmo de desarrollo de los países sino detener el consumo innecesario de energía de las naciones poderosas. Por ejemplo, un americano de la ciudad consume alrededor de dos mil veces la cantidad de energía que consume un campesino de los de nosotros”.


Cita a los países de Europa, Estados Unidos, Japón y Corea como los grandes consumidores de energía per cápita, cuyo consumo promedio es 600 ó 700 veces mayor que el de los países no desarrollados. Y expone como una barrera a la reducción en el consumo excesivo de energía que la gente no quiere perder los privilegios que tiene, independientemente de los efectos catastróficos que se derivarán si se continúa con un consumo “aberrante” de energía.

“Habrá un colapso porque los intereses hacen que la gente no quiera perder los privilegios que tiene. En Dubai, en Malasia, la gente vive en edificios altísimos.

Eso es simplemente una ostentación – afirma-. Para una persona llegar desde el suelo hasta allá arriba consume una inmensa cantidad de energía. Eso está pasando en las grandes ciudades del mundo, y esos privilegios la gente no los quiere perder. Por eso tienen a teóricos diciendo que no hay calentamiento global”.

La única salida para detener los cambios bruscos en el clima es reducir el consumo de energía, reitera. Y propone usar únicamente la energía que llega del sol, en sus diferentes fuentes directas o indirectas, para volver al equilibrio térmico.

“Debemos consumir la cantidad de energía que llega, porque ese fue el equilibrio que estableció la Tierra. Si consumo una cantidad igual o menor sé que no estoy poniendo en el ambiente más energía que la que está acostumbrada a recibir para irradiar el excedente.

Toda la energía hidráulica del mundo es energía solar, lo mismo que la eólica y la fotovoltaica”, expone.

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UNA VERDAD INCONTROVERTIBLE


El informe del IPCC de 2007 refiere que en América Latina las temperaturas se han incrementado en 1°C durante el siglo XX, mientras que los niveles del mar se han incrementado entre 2 y 3 milímetros por año desde la década de los ochenta.

Señala que también se han observado cambios en los patrones de precipitaciones, con algunas áreas recibiendo más lluvias, como el sur de Brasil, Paraguay y Uruguay; el nordeste de Argentina y noroeste de Perú, y otras con un menor nivel, como el sur de Chile, el suroeste de Argentina y el sur de Perú.

El informe refiere, además, que los fenómenos climáticos extremos se han vuelto más comunes en varias partes de la región, incluyendo más períodos de lluvias intensas y más días de sequía consecutivos.

Con relación al derretimiento de glaciares en la región, expone que muchos de los más pequeños, que tienen áreas menores a un kilómetro cuadrado, han disminuido su superficie. Y cita el glaciar Chacaltaya, de Bolivia, que ha perdido el 82 por ciento de su superficie desde 1982 (Francou et al., 2003).

“Los datos también parecen indicar una tendencia hacia más frecuentes y/o más fuertes tormentas y desastres naturales climáticos en la región… Los habitantes de América Latina conocen bien el costo de estos acontecimientos meteorológicos extremos.

En 1999, por ejemplo, 45,000 personas murieron en inundaciones y deslizamientos de barro en Venezuela, mientras que en 1998 el huracán Mitch mató a entre 11,000 y 19,000 personas en toda América Central y México. Un informe calculó el daño económico en Honduras de USD 3,8 mil millones, dos tercios del PBI. Recientemente, en el 2005, el huracán Wilma, registrado como el huracán más fuerte del Atlántico, dañó el 98% de las infraestructuras en la costa sur de la Península de Yucatán en México, donde se encuentra Cancún, y causó pérdidas aproximadas de USD 1,5 mil millones en la industria del turismo”, recoge el informe.

El investigador dominicano Diógenes Aybar advierte que los cambios bruscos en la temperatura pueden provocar un desequilibrio de la dinámica ambiental tal que no le dé tiempo al ser humano a adaptarse y muera una cantidad inmensa de seres humanos.

“¿Vamos a adaptarnos después que mueran millones de personas? Uno no quiere catástrofes tan inmensas, por eso es que hay que tomar acciones ya”, concluye.

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