sábado, 10 de noviembre de 2012

HAITIANOS Y DOMINICANOS: JUNTOS NOS SALVAMOS O JUNTOS NOS HUNDIMOS


En mala hora se les ocurrió a bucaneros y filibusteros instalarse en el occidente de La Española y en la isla Tortuga. Algo tan simple como eso, significó la semilla que produciría la realidad de hoy: dos países en la misma isla con culturas y razas diferentes, destinados a vivir así por los siglos de los siglos, lidiando con conflictos de variados matices más la pretención de una de las partes de que la isla es "una e indivisible". La parte española que hoy es República Dominicana, fue invadida varias veces y dominada durante 22 años por los haitianos, dándose el caso de ser, en esa época, la única nación que obtuvo su independencia de un país no imperialista, mediante una guerra que marcó para siempre a ambos países. Hoy, después de haber sido Haití más próspero que nosotros, hemos alcanzado cierto nivel de desarrollo que nos convierte en el principal y más fácil receptor de la emigración haitiana.
Si España resultó ser una débil potencia militar frente a Inglaterra, Francia y Holanda, además de negligente en lo que respecta al caso de La Española, la cual abandonó a su suerte tan pronto fue conquistando territorios en Tierra Firme, también fue irresponsable. Por eso colonos franceses usufructuaron a sus anchas la parte occidental que hoy ocupa Haití, viéndose obligada más tarde, vencida por Francia, a ceder toda la isla que, tras la independencia de Haití, quedó la parte oriental bajo dominio francés hasta ser devuelta de nuevo a España con la derrota de Ferrand en la Batalla de Palo Hincado. Pero como Haití siempre entendió que, de acuerdo al Tratado de Basilea, toda la isla pertenecía a Francia, al lograr su independencia de ese país, le correspondía también la soberanía de la parte oriental, lo cual dió origen a las futuras invasiones, la primera, en 1801, la encabezó Toussaint Louverture, previo a la independencia haitiana y la última en 1849 encabezada por Faustino Souluque.

Lo cierto es que, el hecho de habernos independizado de Haití primero que de España, el fervor patrio del que hacen gala hoy algunos seudos patriotas, es más antihaitianismo que patriotismo. Y si nos independizamos luego de España gracias a la Guerra de la Restauración, debe entenderse como la continuación y conclusión de la Independencia Efímera, abortada por la ocupación haitiana de 1822. Después de echados los haitianos por última vez, ya Haití no estaría en condiciones de hacer nuevos intentos; pero ya todo el daño estaba hecho y las animadversiones subyacían. Con el andar del tiempo, ambos países pasaron a orbitar en torno al naciente imperio estadounidense y la nueva dependencia, signada por intervenciones militares y económicas, relegaron las reales independencias de ambos pueblos a una simple figura jurídica sin ningún tipo de capacidad para oponerse a los designios imperiales. A la frecuente inestabilidad política de las dos naciones, le seguían dictaduras oprobiosas que competían en el campo de la represión. Un dictador dominicano cometió el grave exceso de ordenar la matanza de más de 30,000 haitianos sin consecuencias alguna en lo que a justicia se refiere, contribuyendo con la vieja animadversión.


Hoy  aparecen voces de "patriotas" dominicanos enfrentando a unos supuestos defensores de la emigración hatiana en territorio dominicano, cuando el verdadero patriotismo consiste en buscar las soluciones de Estado, a través de los canales diplomáticos y enmarcado en los protocolos internacionales. Porque hay quienes se exceden tanto con las expresiones como con los actos violentos contra ciudadanos haitianos o hatianos nacionalizados, lo cual no contribuye en lo absoluto con la solución de la problemática. Pero además se envía un mensaje muy peligroso a todos los dominicanos que no están educados para entender cabalmente la situación. Ya han ocurrido muchas desgracias, sin que las instancias gubernamentales actúen para evitar la repetición de hechos similares.

Por otra parte, creo que son muchos los dominicanos que, en el fondo y en la superficie, son solidarios con los haitianos, a pesar de como nos cuentan la historia. Particularmente entiendo que ya es imposible que se materialice la pretención constitucional haitiana de que la isla es políticamente indivisible. Lamentablemente para ellos, lo seguirá siendo y no tiene por qué dañar la unidad de los pueblos, la hermandad, la convivencia y la integración regional. Es algo que deben comprenderlo amobas naciones y ambos gobiernos. Pero tenemos que deponer el patriotismo hipócrita que pregonan algunos, quienes no exhibirían la misma actitud si los hatianos fuesen blancos y ricos, como también sería otra ante una ocupación de Estados Unidos.

Debemos defender nuestra Patria y ser verdaderamente "libres de toda potencia extranjera, o se hunde la isla". Haití es una realidad, como también nosotros. El deber de las clases políticas dominicana y haitiana, es la de entender esa realidad y educar a sus respectivos pueblos en ese sentido. De lo contrario, estaremos expuestos a las decisiones que tomen los imperios y saldremos perjudicados los dos países. Cualquier gran acontecimiento en cualquiera de los dos países, influirá de manera inequívoca en ambos.

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