sábado, 15 de julio de 2017

LA MISERIA DEL PERVERSO DIOS DINERO





     El  poder de dios dinero no es omnipotente. Tiene largos tentáculos, fuertes y abarcadores; pero pueden tornarse frágiles y limitados en especiales circunstancias y hasta de manera irreversible. El debilitamiento o la propia desaparición del dios dinero lograría mediante luchas que, a escala planetaria y coordinadas con tal efectividad, que logre imponer equidad, igualdad y justicia, como elementos indispensables par eliminar la pobreza material.

     La equidad en la distribución de las riquezas, así como la igualdad de derechos y oportunidades, generan justicia social, a partir de la cual ganar  espacio y desarrollo sostenido la riqueza espiritual. Es decir, que con la desaparición de dios dinero, desaparece la pobreza material y espiritual, base indispensable para alcanzar el verdadero desarrollo integral de los humanos.

     Todo lo dicho hasta ahora, lamentablemente es por utopía e idealismo que no me luce decir, sino más bien a un poeta. Un mundo así de ideal aseguran los cristianos que será  el reino de Cristo cuando vuelva. El evangelista conforma  a los pobres materiales, al reseñar la parábola de Jesús: más fácil pasa un camello por el ojo de una aguja, que un rico en el reino de los cielos. Y los ricos complacidos, porque saben que la parábola  va logrando sus efectos conformista. Son los pobres los verdaderamente creyentes; pero aquellos que se tornan rebeldes ante las injusticias, a contrapelo de la parábola, son perseguidos, estigmatizados sus líderes y hasta eliminados físicamente.

     El joven de la foto no vivió veinte años, murió envejecido por la desnutrición crónica, terminando como manjar de los buitres. Escenas como esa son normales en varios lugares africanos. La interrogante es si el conformismo debe llegar a esos extremos por culpa de dios dinero; si es indispensable y necesario que ocurran hoy y hayan ocurrido de antaño, tal vez como castigo condicionante para lograr la felicidad cuando Cristo vuelva a destronar a dios dinero.

     Parece que no nos acabamos de dar cuenta del proyecto en acelerado desarrollo, del exterminio expreso de buena parte de la población mundial, con el único objetivo de hacer ofrendas humanas a dios dinero. Todas esa matanzas, tanto por bombardeos, como por los enfrentamientos divisionistas entre etnias de países que habían vivido unidos por siglos , todo por parte de las potencias occidentales, se inscriben en el macabro proyecto de eliminación los seres humanos que Henry Kissinger llamó estómagos inútiles.

     La población de a pié en nuestros países, viven ajenos a las grandes desgracias que están ocurriendo en el Africa, Medio Oriente y de lo ocurrido en Los Balcanes. Nuestra clase media se mantiene obnubilada por la vanidad y las nimiedades, sin interesarles conocer de aquellos acontecimientos, tal vez porque creen que en América Latina nada de eso puede ocurrir, debido a que no hay motivos comparables a aquellos. La mayoría de los ciudadanos ubicados por debajo de la clase media, constituyen la gran masa de manipulados, ignorantes y explotados, que no entienden en lo absoluto lo que realmente ocurre en el mundo.

     A pesar de lo anterior, hoy el desarrollo tecnológico aplicado a la información, permite una mayor y más dinámica cobertura  informativa que beneficia el juego de las ideas, pero que también facilita la manipulación, el morbo y la circulación  ágil del rumor. De todas maneras, aún los grandes medios tienen ventajas, debido al poder económico que atrae y corrompe comunicadores, articulistas, editorialistas, Etc. Es por eso justamente, por lo cual un joven de cualquiera de nuestros países desconoce la magnitud de las tragedias vividas por los países del Medio Oriente; las causas verdaderas del éxodo hacia Europa y la desinformación los lleva a repetir y reproducir la matriz que interesadamente se quiere establecer.

     El dios dinero, que corrompe, envilece, el que compra todo lo que se vende, y sea una pluma, una conciencia o la traición familiar, es el principal generador de miseria material y espiritual, por su carácter inmoral que, pudiendo servir para el bien común, se siente cómodo dando opulencia a unos pocos y recursos par mantener al pobre cada vez más pobre mediante la manipulación y el engaño. El Libertador Simón Bolívar lloró de tristeza, frente a la Catedral de Bucaramanga, al ver como los esclavos, por él liberados, seguían a la jerarquía religiosa en una procesión; es decir, haciendo causa común con sus propios verdugos.


     Concluyo citando a Simón Rodríguez: ''al que nada sabe, se le engaña; al que nada tiene, se le compra''.