sábado, 13 de marzo de 2021

EL MIEDO Y LA MENTIRA: UNA MUTUAL LETAL



    La mentira es lo más inmoral y dañino para la sociedad humana, porque a partir de ella, se pueden desencadenar una secuela de atrocidades de todo lo que no somos capaces de imaginar. Con la mentira se logran objetivos cuyas consecuencias pueden cambiar el rumbo de la historia no sólo de la sociedad humana, sino también de la propia especie y del planeta. Cuando un emprendedor tiene a su favor poder e inteligencia privilegiada, puede dedicar esas condiciones para bien o para mal; pero si se decide por hacer el mal, desarrolla una serie de habilidades que combinadas, tejen un entramado capaz de influir en la conciencia de la gente, que convierta a generaciones enteras  en sumisa y pusilánime.

     Para hacer el mal, no se escatiman los esfuerzos más inverosímiles; todo producto de una imaginación diabólica que pretende lograr convertir la mentira en verdad. En ese buscar y rebuscar aliados eficaces para hacer pasar la mentira, se encuentra con uno que es y ha sido más que eficaz: EL MIEDO. Como la verdad es ineludible, omnipresente e incuestionable, se acude a un elemento capaz de neutralizar el funcionamiento normal de las neuronas cerebrales para evitar el razonamiento. Nada más apropiado que el miedo, inoculado de diferentes maneras, según sea la necesidad del momento y dependiendo de lo que se quiera lograr.

     Dijimos que el poder y la inteligencia se combinan para perversidades: el poder se impone sobre los medios y la inteligencia se apropia del lenguaje, que con su retórica y semántica, lleva a cabo  las  tácticas  y las  estrategias para sus planes. Entonces, ¿cómo se inocula el miedo?. Se inocula de diferentes y variadas maneras; unas muy sutiles, dosificadas, abruptas e impactantes, entre otra formas.una planificación que se proponga etapas previas y condicionantes, tiene que comenzar con una mentira, sutil o preocupante, antes de avanzar a las etapas mayores; pero siempre pendiente de las reacciones que se deriven de la recepción del primer mensaje. La propaganda sistematizada por la estructura comunicacional, es determinante para lograr la mayor efectividad del macabro proyecto. Hoy conocemos los llamados “falsos positivos”, o “falsas banderas”, que consisten en provocar un acontecimiento impactante para culpar al adversario predeterminado y así justificar un ataque de represalia, que puede terminar en una conflagración.

     Una simple mentira resumida en el titular de un periódico, red social, TV o radio, puede causar temor; el temor es una etapa primaria del miedo que puede provocar duda, expectativa y preocupación. En dependencia de tales comportamientos de los receptores del mensaje, se avanzará en la dosificación del miedo. El entramado es realmente complicado, a juzgar por los diferentes intereses que se involucran, porque un proyecto perverso, tiene una contrapartida queresponde en defensa de esa masa humana a la que va dirigida la propaganda atemorizadora, lo cual se toma en cuenta a la hora de exacerbar el miedo.

     De manera progresiva se va pasando de una etapa a la otra, cada vez produciendo más angustia, desasosiego, incertidumbre y desesperación. Todos esos sub productos del miedo son atizados por reflejos condicionantes que proliferan en forma de rumores que, de boca en boca, se van distorsionando, pudiendo agravar la situación al caer en pánico y el consecuente caos. Hay situaciones que, desde el punto de vista de los planificadores, se necesita un acto de terror con el propósito doble de crear pánico y advertir, tanto a la gente común, como al adversario identificado como tal. El pánico es la fase mas peligrosa para la gente indefensa, porque es la fase del miedo que termina afectando las neuronas y, por tanto, actuando de manera irracional y tomando decisiones apresuradas, con riesgo de caer en estado de locura o de depresión que termina en suicidio. Esos son los resultados más terribles y traumáticos.

     Ese tipo de comportamiento de los humanos ante grandes peligros, ha sido meticulosamente estudiado por los generadores de guerras. Por eso saben cómo estructurar los períodos de pre guerra; cómo manejarse durante la guerra y que hacer en la post guerra. Todas las formas de manipulación de las mentes, por parte de los proyectos de dominación, combinan lo sutil y aparentemente inocuo, con lo violento y autoritario, alternándolo según las necesidades. En la propaganda que se hace sin acudir a lo violento, está presente insinuaciones que no se perciben como manipulaciones ni condicionantes; sin embargo, surten el efecto deseado, porque alienan las mentes logrando etiquetar, encasillar, imitar, adoptar estilos de vida, fanatizarse y seguir falsos ídolos. Todos esos recursos que proliferan en medios de comunicación, el entretenimiento, las modas, Etc., juegan papel determinante en las coyunturas que requieren de una definición sobre lo más conveniente para la sociedad en su conjunto.

     Realmente el miedo nos acompaña a todo lo largo de la vida; también la mentira. El miedo natural a la muerte, es producto del instinto de conservación, el cual nos pone en alerta inmediata sobre el peligro. Aún conscientes de que somos mortales, nos aferramos a la vida, lo cual es, de por sí, una actitud que denota miedo natural. Aspiramos a un bienestar que también es expresión de miedo a la pobreza que dificulta la calidad de vida indispensable para prolongar la vida en lo más posible. Y así sucesivamente, vamos manifestando expresiones de miedo automáticamente sin darnos cuenta, porque casi todo lo rutinario lo hacemos con el propósito de defendernos de todo lo negativo que impida nuestro bienestar. Nos alimentamos por miedo al hambre, nos abrigamos por miedo al frío, nos protegemos contra todo lo que nos puede hacer daño, evitamos la temeridad que es cobardía; pero el temerario o valiente lo es por miedo a las consecuencias de no enfrentar al peligro. De manera que el miedo, natural o inoculado, nos acompaña siempre.

     Para concluir, la mentira provocadora de miedo, nace de la observación de las reacciones de los humanos ante los peligros que amenazan su existencia. Pero aún después de la muerte, nos llevamos inoculado el miedo al infierno. Podemos colegir, entonces, que se manipula la verdad y se juega con las debilidades humanas para neutralizar las reacciones ante las injusticias de los poderosos, que son quienesescriben la historia, ajustándola a sus propósitos y escondiendo lo esencial. Siempre será más importante lo que no se dice, que lo que se dice. ¿Quién nos garantiza lo contrario?. Las mismas prácticas de la época de la mitología griega, cuando Filipo o Alejandro subían al Olympo a consultar con los dioses, regresaban con unas predicciones de segura victoria como estímulo  a los soldados para ir a la guerra. En definitiva,la silenciosa combinación del miedo y la mentira, es tan letal como las armas ruidosas y destructoras. Realmente, debemos tenerle miedo al miedo.
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