jueves, 11 de enero de 2024

EL POETA Y LOS SENTIMIENTOS

Mi verso al valiente agrada:
Mi verso, breve y sincero,
Es del vigor del acero,
Con que se funde la espada.
(Versos sencillos: José Martí)


¿Por qué la cultura es la base de la Libertad?. A muchos les parece que no es así. Están buscando la Libertad a partir de estereotipos importados de sociedades con culturas milenarias, prácticamente inmutables. Hoy nuestra cultura es comercio, como consecuencia de la dominación de largos siglos; no nos han dado la oportunidad de apropiarnos de una cultura integral que nos permita identificarnos con una "marca nación". Por eso, los dominicanos no sabemos apreciar lo que significa un poeta, la poesía y los sentimientos puros, como el amor por la naturaleza, el amor a la Patria o el amor al prójimo, para citar tan sólo tres ejemplos.

Muchos de nosotros nos inspiramos cuando escuchamos una canción de bellas letras y melodía que nos toca las fibras más profundas de nuestro ser, mas no podemos descifrar ese sentimiento o valorarlo en su justa dimensión. Quien se inspiró para componer los versos, sí puede valorar apropiadamente, porque no es admisible que, quien produce una obra, no lo haga con puro sentimiento; no se identifique con su producto, a menos que lo haga por puro comercio. No es lo mismo interpretar que producir; cualquiera interpreta, basta tener un poco de talento. El que produce un verso sin sentimiento, tarda mucho en lograr el objetivo y su esfuerzo no generará una obra relevante.

Las fuentes de inspiración son inagotables: naturaleza, amor, paz, humanidad, familiaridad, sociedad...Siempre habrán recursos literarios para plasmar en un poema los versos que brotan de los sentimientos. Por eso, puedo asegurar que no pueden haber poetas auténticos, si no hay verdadera inspiración; en otras palabras: Todos los poetas tienen que ser sinceros. Lo que sienten es lo que los inspira y lo convierten en belleza mediante la poesía. La poesía es belleza; en lo bello no cabe lo perverso, por lo que no pueden haber poetas perversos.

Un poeta no se improvisa; mas sólo un poeta puede improvisar un verso, porque el verso y el poeta son consustanciales. El poeta de la Patria, es un pedacito de ella, por lo que la Patria es poesía; el poeta del amor, tiene a éste como escudo, por lo que el amor es poesía; el poeta de la Naturaleza, es un trocito de ésta, por lo que la Naturaleza es poesía. El poeta es libre, pues no sabe decir lo que no siente, por lo tanto, le canta a la Libertad, por lo que la Libertad es poesía. Esa Libertad que inspiró a Martí, es la misma Libertad que inspiró a Pedro Mir. Ambos sentimientos se unieron para crear poesía y alentar a sus Naciones. Martí, para mí, es un poeta Universal, porque su vida intensa, aunque no extensa, la dedicó a abarcar todos los aspectos de la vida humana; por lo tanto, fue el más consagrado humanista: Cantó a la Naturaleza, al Amor, a la Paz, a la Sociedad...Martí y Mir son inmortales de Cuba y Dominicana.

Pero al poeta le acompaña la tristeza, cuando, siendo él libre, ve a su Pueblo sojuzgado, frustrado y martirizado. Más que por enfermedad, un poeta puede morir de tristeza. Se de un poeta que, después de una ilusión, vino una frustración que lo llevó a enfermarse del alma, la única enfermedad que puede aquejar al poeta hasta llevarlo a la tumba; las demás nos aquejan a todos por igual. Y así vivió muy poco después de esa enfermedad, porque no soportó la tristeza de ver mancillada a su Patria, a su Pueblo y a sus cantores. Por lo menos, le dió tiempo a escribir: "Confieso que he vivido". Así se nos fue Pablo Neruda.

Se de otro poeta trovador, cuyos versos los hacía canciónes; que enseñó a su guitarra a declamar, se sintió impotente toda su vida, por ver las humillaciones que sufría su Pueblo. Se inspiraba hasta del ruido de los ejes de una carreta y la queja del carretero. No le quedaba más remedio que cantar, cantar y cantar; a ver si cantando llegaba el mensaje, pues las luchas eran sofocadas y las humillaciones permanentes. Aquel día de mayo, después de cantar en un hotel parisino, con su guitarra tomada por el diapasón, subia lentamente las escaleras hacia su habitación, con el corazón cansado, se detenía en cada peldaño hasta alcanzar el último. Nunca soltó su guitarra, entró a la habitación. Acostado boca arriba, aún sujetaba su guitarra, compañera inseparable hasta el último suspiro que hizo detener, para siempre, el torrente de sangre, mitad quechua y mitad vasca, convertida en argentina. Así se apagaron la voz, los versos y la guitarra Atahualpa Yupanqui.

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